Un bóxer anciano fue trasladado al OKC Animal Welfare de Oklahoma. El perrito parecía haber estado perdido por mucho tiempo, así que decidieron escanearlo para ver si contaba con un microchip.

El perrito estaba registrado, pero se sorprendieron al ver que no había habido ninguna actualización de información en una década, por lo que el personal asumió que quizás no podrían ponerse en contacto con la persona registrada como su propietario.

Crystal dudó por algunos segundos, pero luego le pidió al personal del refugio que por favor le verificara el nombre de la mascota. Al escuchar que la perrita bóxer se llamaba Lela, la mujer no dio crédito a lo que oía. ¡Era un verdadero milagro!

Hace años, Crystal se mudó de Texas a Oklahoma con Lela. Desafortunadamente, su nuevo complejo de apartamentos no le permitió tener a ningún animal. Su trabajo consistía en trabajar con pacientes, y un paciente se ofreció a dar un nuevo hogar a Lela.

Para los personajes del refugio de mascotas fue una aventura fascinante poder ver este reencuentro. Especialmente porque todo fue posible gracias a algo tan pequeñito como un microchip. ¡Y no es la primera vez que sabemos de una historia semejante!

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