Un perro sordo despierta a una “nueva vida” tras 11 años en la calle

Solovino, un perro sordo que soportó la dura realidad de la vida callejera durante 11 años, experimentó una conmovedora transformación tras elegir por casualidad el porche perfecto para echarse una siesta.

Un día fatídico, Solovino, cansado y agotado por años de vida callejera, encontró un acogedor porche para descansar. Esta decisión, aparentemente insignificante, le cambiaría la vida. Mientras se acurrucaba y se quedaba dormido, no tenía ni idea de que su suerte estaba a punto de dar un giro dramático.

La dueña de la casa, una mujer compasiva, salió y encontró a Solovino durmiendo plácidamente en su porche. En lugar de ahuyentarlo, sintió una inmensa empatía por el perro cansado. Decidió dejarlo quedarse, ofreciéndole la primera muestra de estabilidad que probablemente había conocido en años. Lo llamó Solovino, que significa “llegó solo” en español, en referencia a su llegada solitaria.

Para su alegría, descubrió que el padre adoptivo de Solovino lo había llamado Solo desde el principio. Para Messina, esto era una señal de que estaban destinados a estar juntos. Quedó en ver a Solovino, y al ver lo triste y retraído que estaba, supo que tenía que darle un hogar amoroso.

Messina adoptó a Solovino, llamándolo cariñosamente Solo. Al principio, Solo era tímido y cauteloso, comprensiblemente indeciso tras años de abandono e incertidumbre. Messina pronto se dio cuenta de que el nerviosismo de Solo se debía a su sordera parcial. No podía oír a la gente acercarse, lo que lo hacía sentir vulnerable y asustado.

Solo, que antes era un perro callejero solitario y abandonado, ahora tenía un hogar amoroso donde podía vivir sus años dorados en paz y felicidad. Su paso de la calle a un hogar acogedor es un testimonio del poder de la compasión y la increíble resiliencia de los animales.