Desgraciadamente, no existe un país en el mundo donde no se vean centenares de animales de compañía vagando por las calles de sus ciudades, en lugar de ser tratados como lo que verdaderamente son, un miembro de la familia que merece tanto respeto, consideración y cuidados como cualquier otro.
Para muchas personas, los perros y gatos callejeros pasan desapercibidos, pero para un voluntario no, para los amantes de los animales son seres que merecen la oportunidad de una vida mejor que la mera sobrevivencia, y son capaces de echar el resto por salvarlos.
Y es que la pobre Edith no conoció otra cosa que las cadenas que la mantuvieron inutilizada, triste y deprimida, durante sus 9 años de vida, y solo recibió las visitas diarias de esta activista que no cesó en su empeño en rescatar al animal.
Con el pasar del tiempo, comenzó a generarse en Jessica un gran sentimiento de afecto por la canina. La consentía llevándole sus golosinas y juguetes favoritos, y hasta le construyó una casita donde pudiera guarecerse del frío y la lluvia.
Después de establecer una relación tan estrecha y de tantos años con la perrita, lamentablemente los portavoces de PETA tuvieron el penoso deber de informar de la desaparición de Edith.
Los indignos quienes la mantuvieron en ese estado, decidieron trasladarla a otro lugar sin decir a nadie, perdiéndose la posibilidad de rastrear al animalito en desgracia.
Sin embargo, lejos de desmayar en su intento de arrebatar a Edith de estas garras malignas que la sostenían, se redoblaron los esfuerzos hasta que, finalmente, el milagro ocurrió. Y lograron dar con el paradero de la canina, después de una búsqueda hasta por debajo de las piedras que se extendió por 2 años.