Durante días, un perro llamado Canelo caminó entre los escombros . Su historia comenzó entre las llamas y el humo de un incendio masivo que solo dejó escombros. Una niña, que regresó a la zona para salvar lo que quedaba de su casa, lo vio caminar con las patas doloridas : estaban quemadas y, a simple vista, también tenía heridas en la cara, probablemente atribuibles a las chispas incandescentes.

En ese momento, varias personas decidieron detenerse. Al darse cuenta del dolor del animal, pensaron en calmarlo. Unos hombres , que llegaron en un camión para apoyar a los afectados, actuaron: bajaron del vehículo y se acercaron con cautela para evaluar la gravedad de su estado. El grupo temía lastimarlo aún más alzándolo, o en cualquier caso asustarlo, hasta el punto de provocar que lo mordiera para defenderse.

Pero Canelo , contra todo pronóstico, se mantuvo dócil, casi como si percibiera las buenas intenciones de los desconocidos. Porque la sensibilidad de nuestros fieles amigos de cuatro patas supera nuestra imaginación. Aunque carecen del don del habla, tienen el don innato de captar las señales más pequeñas. Y su inquebrantable esperanza los impulsa a dar una oportunidad. A diferencia de los humanos, son, de hecho, menos prejuiciosos y la falta de preconceptos los hace receptivos al cambio.
pasó por el lugar Poco después, un equipo de CNN , inmortalizando la escena y entrevistando a los rescatistas. El perro que caminaba entre los escombros fue rescatado. A partir de ahí, comenzó la segunda fase: lo transportaron a un lugar protegido, donde recibió tratamiento.