Desgraciadamente, seguimos siendo testigos de historias de indiferencia y desprecio injustificados por parte de los seres humanos en contra de los animales más débiles, casos que nos avergüenzan como especie y nos generan una pena que nos corroe hasta lo más profundo del alma.
Lada es una dulce perrita, que desafortunadamente cayó en las peores manos posibles. Su cuidadora, si es que cabe el término, fue una mujer sin alma, y sin siquiera el más mínimo atisbo de humanidad, la confinó sin alimento durante 5 años que parecieron eternos.
El hecho sucedió en Ucrania, pero lo triste es pensar que puede haber sucedido en cualquier otra parte del mundo. Las imágenes hablaban por sí solas: la peluda, de 5 años, no había conocido otra cosa más que el encierro y la sofocante cadena sobre su cuello que nunca le fue quitada en su vida.
No obstante, la vecina se acercaba constantemente a la casa de la perrita para entregarle un par de trozos de pan, que era lo poco de comida que podía costear; la pobre perrita los engullía desesperada, sin siquiera masticarlos.
Y así fue. Al otro día, entrada la noche, algunos miembros del canal se hicieron presentes en el domicilio de la perrita y, después de algún tiempo de negociación, lograron convencer a la innoble mujer de que se los entregara, presionándola con el posible proceso legal al que se expondría de rehusar hacerlo.
Así fue como al fin la inocente canina pudo salir de ese ambiente tan hostil, pero lo más impresionante fue ver su reacción al darse cuenta de la presencia de sus salvadores. Levantó su cabeza para mirarlos, así como entendiendo por qué estaban allí y agradeciéndoles por su rescate mirándolos dulcemente.
Después de un par de caricias y de quitarle la cadena, Lada fue trasladada a un hospital veterinario donde se confirmó lo peor: tenía una infección en su piel, producto de las pulgas que la carcomieron y deterioraron durante tantos años de miseria.
En el hospital Lada conoció por primera vez el cariño y el amor de sus nuevos amigos y amigas, que la visitan diariamente para ayudarla en su recuperación. Es increíble ver cómo ha subido de peso y su pelaje ha crecido, pero sobre todo cómo se ve de feliz.
Pronto, Lada estará lista para ser dada en adopción y comenzar una nueva vida al lado de quien la valore y ame. Esta vez, con la certeza de que nunca más será encadenada ni humillada por nadie. Ayúdale a encontrar un nuevo hogar compartiendo su historia.