Cuando el activista animal Rob Acuña y algunos amigos vieron en Facebook la foto de un perro callejero con la cabeza gravemente hinchada, supieron que tenían que encontrarlo y ayudarlo. Durante más de un año, el perro había vagado por la zona cercana a un complejo de apartamentos en el sureste de Houston y había sufrido una crueldad inimaginable.

Su cuerpo era delgado y de aspecto frágil, pero su cabeza estaba hinchada hasta un tamaño anormal. El perro estaba nervioso, y con razón: era evidente que las personas que había conocido no eran nada amables. Sus rescatadores lograron bloquear la entrada de la habitación y lo metieron en una jaula. Lo llamaron Gus y lo llevaron al Centro de Rescate K-911 de Houston , donde pudo recibir atención.

Un pequeño milagro: los análisis de sangre de Gus salieron bien y milagrosamente dio negativo en la prueba del gusano del corazón. Pero hubo más malas noticias que buenas. Los veterinarios descubrieron que el cordón del zapato estaba tan apretado que se le había clavado en la piel y que debía de llevar allí más de un año. También encontraron 25 perdigones por todo el cuerpo, de alguien que le había disparado con una pistola de perdigones.