A mediados del 2019, unos rescatistas de Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals (RSPCA) recibieron información sobre varios cachorritos que habían sido abandonados en un contenedor de basura en las peores condiciones posibles. De inmediato, se trasladaron para encontrar a seis pequeños peluditos de raza Cocker Spaniel.
El, Lucas, Mike y Dustin se encontraban realmente graves. Tenían apenas seis semanas de vida pero todo parecía indicar que no habían recibido el más mínimo cuidado. Tenían toda su piel afectada por la sarna y en más de una ocasión los veterinarios pensaron que no lograrían sobrevivir. Sin embargo, decidieron brindarles la mejor atención posible.
Los perritos necesitaron recibir constantes baños con medicamentos especiales para lograr fortalecer su piel. Fue un proceso difícil y lento pero finalmente recuperaron las fuerzas suficientes para convertirse en cachorritos felices.
Todos consiguieron un nuevo hogar y lograron conectar con sus familias, o al menos eso habían creído. Los nuevos dueños de Dustin dijeron que el peludito era demasiado inquieto y lo regresaron a los rescatistas. Ellos lo volvieron a recibir con los brazos abiertos y se dispusieron a cuidarlo con toda la paciencia del mundo.
Un par de semanas después, sus cuidadores notaron que Dustin tenía un talento realmente especial para rastrear. Le encantaba que le escondieran sus juguetes y no tardaba más que un par de minutos en encontrarlos. Fue entonces cuando llamaron a la Policía y les preguntaron si estarían interesados en él. El peludito se unió al equipo policial de Sussex y disfrutó cada día de su entrenamiento.
Finalmente, lo asignaron al oficial Steph Barret, quien lo rebautizó con el nombre de Badger. El peludito, que a duras penas logró sobrevivir y enfrentó constantes rechazos, ahora es uno de los mejores perritos policías. Su talento para rastrear ha dejado a muchos boquiabiertos.
La participación de Badger ha resultado definitiva en varias operaciones. Ha sido capaz de encontrar grandes cantidades de drogas, dinero en efectivo y hasta un teléfono móvil que alguien había escondido en el suelo de una iglesia.