Es imposible imaginar el sufrimiento que puede experimentar un perro abandonado en el momento más crítico de su vida. El abandono siempre deja profundas heridas psicológicas, que a menudo solo los humanos pueden sanar. Sin embargo, en algunos casos, la ayuda de una persona puede ser más indispensable que en otros. La perra protagonista de esta historia ha demostrado una fuerza increíble al pedir ayuda en el momento más difícil de su existencia. Afortunadamente, su desesperada petición fue comprendida de inmediato.

Un día cualquiera, algunos voluntarios de la Asociación Ohana estaban en su coche realizando algunas actividades rutinarias cuando una escena inesperada les llamó la atención. No muy lejos, en la carretera rural, vieron a un perro corriendo a toda velocidad hacia su coche . El perro estaba desnutrido y cansado, pero sobre todo, su aspecto revelaba algo especial. La perra que perseguía al coche estaba obviamente preñada. Así que, al comprender que se trataba de un animal en apuros, los voluntarios no dudaron ni un instante y se detuvieron.
Su intuición resultó acertada: la perra, apodada posteriormente Bea, había llegado al coche para pedir ayuda. Sus lágrimas, además, no dejaban lugar a la imaginación: estaba realmente aterrorizada ante la idea de no lograrlo sola, con sus propias fuerzas. Los rescatistas contactaron entonces con un veterinario, que llegó a los pocos minutos para revisar el estado de la perra.

Tras unas comprobaciones básicas, el especialista confirmó la impresión de las voluntarias: Bea daría a luz muy pronto . Era cuestión de días, o incluso de unas horas. Dada la urgencia, la perra fue trasladada de inmediato a una clínica veterinaria, donde algunas pruebas mostraron un cuadro clínico afectado por el hambre, pero en general bien. Bea estaba lista para dar a luz a sus cachorros.