Hallaron al cachorrito tiritando en una caja de cartón cubierta de nieve; una caricia cálida le devolvió la vida.

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Cuando una mujer respondió a un llamado de alerta sobre un cachorrito al borde de la hipotermia, en realidad no se hacía una idea de lo que encontraría en el lugar.

cachorrito

Los hechos sucedieron en Arkhonskaya, Rusia, localidad especialmente conocida por sus temperaturas extremas.

Tamara quedó con el corazón destrozado al ver cómo alguien pudo ser capaz de hacerle algo así a una criatura tan pequeña y vulnerable. Claramente, si ella no habría acudido al pedido de auxilio, era cuestión de pocas horas para que el pequeñín partiera de este mundo cruel.

Sin dudarlo un segundo, tomó al pequeño bebé en sus brazos y con sumo cuidado lo llevó hasta una clínica veterinaria.

El estado del perrito era sumamente grave, su temperatura corporal era tan baja que el veterinario ni siquiera fue capaz de detectársela, respiraba muy débilmente, y casi ni se movía.

Debido a que estaba extremadamente deshidratado, su cuerpecito se veía tan frágil, y no tenía presión, lamentablemente no podían hacerle más pruebas para evaluar su estado real.

En la clínica, procedieron a colocarlo dentro de una almohadilla térmica para que así lograra recuperar la temperatura corporal ideal.

Aunque esa pareció ser una buena opción, tristemente todo se empezó a complicar por el simple hecho de que su respiración se debilitaba más y más.

Descubrieron que su principal problema no era sólo que llegó en estado de hipotermia sino que además estaba infestado de parásitos por dentro, que básicamente se lo estaban comiendo. Eso le provocaba muchas diarreas, vómitos, fiebre y debilidad, en general.

Así que procedieron a desparasitarlo de inmediato, y José, a pesar de su pequeño tamaño y su delicada condición, parecía no querer rendirse en lo absoluto, aferrándose a la vida desde el primer segundo en que llegó a la clínica.

Al día siguiente, el cachorrito comenzó a dar sus primeros signos de vida, que fueron por demás, alentadores y esperanzadores para todos.

Si bien todavía sentía dolor, y necesitó de medicación intravenosa, algo que podía ser muy molesto para él, todos los veterinarios trataron de hacerlo lo mejor posible para que José confiara y sufriera lo menos posible.

Gracias a tanta abnegación de sus héroes, que no escatimaron un solo esfuerzo para garantizar su recuperación, y sobre todo gracias al profundo amor con que lo trataron, pronto reseñaron en sus redes que José se estaba recuperando de maravilla.