El perrito callejero, querido por todos, fue despedido con misa y banda; el pueblo entero lloró su partida en silencio.

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La muerte de un perrito callejero conmocionó a toda una comunidad, y es que no todos los peluditos en condición de calle tienen la misma suerte que Manchas, un cachorro adoptado por una comunidad en Lurín, Perú.

perrito

Era un encanto de perrito, pese a no tener un hogar fijo, todos los vecinos lo cuidaban y lo alimentaban, convirtiéndose en la mascota del pueblo. Sin embargo, su estado de salud se fue deteriorando, a medida que pasaba el tiempo ya no era ese perrito joven y juguetón que cautivaba a todos con sus energía.

Esta noticia por supuesto que entristeció a toda la comunidad, quienes no querían pasar desapercibida la ausencia física del perrito, pues indudablemente, ocupará un lugar especial en sus corazones.

Los habitantes del pueblo le prepararon una misa y junto a la banda de la comunidad, le hicieron un emotivo sepelio donde le dieron el último adiós.

Manchas cruzó el arcoíris siendo un perrito muy respetado y amado, no le pertenecía a nadie, pero al mismo tiempo era amado por todos.

Cualquier evento público él estaba, desde las bodas hasta las fiestas del lugar, en la iglesia era muy bien recibido y todos apreciaban su presencia educada y amable.

La terrible noticia fue un golpe muy duro para toda la comunidad que hizo lo posible por salvarlo, Manchas pasó sus últimas días en una clínica veterinaria recibiendo toda la atención que merecía.

Fue así como una banda de músicos se hizo presente, llevaron en una caja al perrito, recibió flores y le dieron el último recorrido por el pueblo, le agradecieron su compañía y amor incondicional. Finalmente lo llevaron al cementerio en donde lo enterraron y despidieron.

Manchas fue sepultado en el panteón del pueblo, un cura de Lurín le brindó algunas palabras.

Si algo es cierto es que este perrito vivía muy feliz con personas que lo cuidaban y amaban. Aunque vivía en la calle y no tenía un hogar permanente, Manchas contaba con fidelidad de toda una comunidad que lo aceptó y lo hizo sentir especial hasta el último momento.