A veces, las historias tristes realmente tienen finales felices, aunque algunas tardan más que otras en llegar a ese punto.
Lord es un perro de ojos azules que fue sacado del jardín de su dueño en Ucrania hace dos largos años. Lo extrañaron, pero a pesar de buscarlo, no pudieron encontrarlo.
No sabemos cuál fue su difícil situación en esos dos años perdidos, pero podemos suponer que no se parecía en nada remotamente a su vida hogareña.
Cuando recientemente lo llevaron a un refugio de animales, eга un perro callejero desgastado y muy buscado. Tenía sarna y necesitaba aumentar de peso, pero todavía estaba vivo.
Para los trabajadores del refugio estaba claro que el perro había pasado por mucho y necesitaría cuidados médicos completos y una oportunidad de recuperarse con ellos antes de estar listo para ser adoptado. Aun así, tenían esperanzas en el perro y decidieron ponerse manos a la obra para encontrarle un nuevo hogar.
Publicaron su foto en Facebook y preguntaron si alguien quisiera adoptar al perro grande. Eso es lo que inició el comienzo del final feliz de Lord.
Los usuarios de Facebook de todo el mundo vieron la publicación y fue compartida y compartida miles de veces. Había algo en los ojos del Señor que derritió los corazones de todas partes. La gente de todas partes estaba decidida a ayudarle a encontrarle un hogar definitivo.
Debido a que la publicación se compartió tantas veces, finalmente llegó exactamente a quien necesitaba llegar: su propietario original.
Cuando la mujer vio la foto de su perro abandonado, supo que eга él e inmediatamente llamó al refugio. Hicieron arreglos para que ella conociera al perro, al que habían estado llamando Alan, para ver si realmente eга su perro favorito, Lord.
En el momento en que Lord vio a su dueña, comenzó a reconocerla lentamente. Al principio, estaba un poco emocionado pero muy indeciso.
Toda la vida volvió a sus ojos, y su vacilación desapareció mientras felizmente escupía su mano y recordaba quién eга ella.
Él la tocó, luego saltó para lamerle la cara y finalmente le dio un abrazo. ¡eга su humano! Parecía uno de los días más felices que había tenido en mucho tiempo. No podía dejar de darle besos. No podía creer su suerte.