El cachorro, débil y desnutrido, apenas respiraba; lloraba bajito, con los ojos cerrados, esperando que alguien lo salvara del olvido.

Ser compasivo y empático, no solo con las personas, sino también con los animales, es una cualidad que pocos poseen. Dejar a un perro en pésimas condiciones sin hacer nada para ayudarlo es un acto vil que, lamentablemente, muchos cometen, pero no todos. Este perrito se moría lentamente y, si alguien no lo hubiera rescatado de la calle, habría tenido un final terrible. Estaba muy débil y gravemente desnutrido.

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El pobre perro callejero se llama Lancris y lleva mucho tiempo vagando por las calles de San Antonio, Filipinas. El cachorro nunca había conocido el amor de alguien que lo cuidara. Solo sabía que llegaría vivo al final del día. Pero su energía se desvanecía poco a poco.

De hecho, el perro se debilitaba cada vez más. Le costaba caminar. Un día se detuvo en una carretera y ya no pudo moverse. Desnutrido y demacrado, lloraba pidiendo ayuda. Y por suerte, alguien lo oyó.

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Lancris estaba en los huesos. Cuando una persona que pasaba por ese camino vio al perro en pésimas condiciones, se detuvo de inmediato. Su corazón lloró con el perro. Al ver acercarse a su rescatador, el cachorro encontró fuerzas para menear la cola, mostrándole su alegría.

Lo llevaron de inmediato al veterinario, quien lo examinó y descubrió que Lancris estaba muy débil y desnutrido. Pero afortunadamente, su salud no se vio comprometida. Con los cuidados adecuados, se recuperaría.

Lancris es un perro muy valiente y decidido. Con el cariño y la atención que recibió, en pocos días empezó a recuperar fuerza y ​​energía. Ha demostrado a todos que quiere luchar con todas sus fuerzas para seguir viviendo.