Bob, un perrito de tamaño mediano, orejas pequeñas y ojos negros como el petróleo, estaba condenado a morir. El infortunado canino se encontraba desolado, con su pelaje enmarañado entre alambres, echado en una esquina, inmóvil, olvidado por todos. Sus ladridos le salvaron la vida.
La situación de este perrito llegó a ser del conocimiento de la organización proanimalista sin fines de lucro, Proyecto 4 Patas; una vez recibieron la alerta, de inmediato pusieron manos a la obra para sacar al animalito de su predicamento. Además, era ciego y estaba hambriento de alimento, pero, aún más de cariño.
El hecho ocurrió en un sector próximo a la ciudad argentina de Morón, al oeste de Buenos Aires, capital del país austral, lugar donde funciona esta organización gracias a la cual hoy Bob goza de buena salud y es completamente feliz con una nueva familia que lo acogió como a un miembro más.
Caro se hizo cargo y, junto a su padre fueron hasta el lugar indicado. Al llegar, sus ojos no podían creer el estado deplorable en el que se encontraba el animalito, de modo que lo fotografiaron para llamar la atención y hacerlo visible en sus redes sociales.
Ambos rescatistas lo envolvieron con un trapo para tratar de paliar el dolor que sentía producto de las múltiples laceraciones en su cuerpo, sobre todo a nivel de la cintura y las patas. Una vez que lo lograron levantar del suelo, lo subieron a un vehículo con rumbo al refugio para mascotas.
En el examen, los médicos también descubrieron su ceguera: tenía unas cataratas muy avanzadas, además de las diversas fracturas que no le permitían caminar. Durante el proceso, la asociación publicó un video increíble donde se ve cómo formaron un nuevo perro con las rastas que le cortaron.
Ya ha comenzado a caminar, después de meses de fisioterapia. También fue intervenido de su condición oftalmológica. Ha ganado bastante peso y se lo ve lleno de vida, pero, lo mejor es que comenzó a recuperar la confianza perdida en los humanos cuando una joven llamada Nicole, apenas lo vio en las redes sociales se enamoró y lo adoptó.
Comparte esta historia del “antes” y el “después” en la vida de Bob; es que verlo dejándose acariciar o saliendo a pasear es algo único que nos reconforta el espíritu, una cosa maravillosa hecha por gente extraordinaria.