La vida para un perrito abandonado está llena de infortunios donde cada día es un reto para sobrevivir a las penurias que la calle le ofrece. Desolación, hambre y fuertes heridas físicas y emocionales forman parte de la realidad de un gran número de peluditos callejeros que esperan ser rescatados y disfrutar de una nueva y mejor oportunidad.
Esta es la historia de un perrito que por mucho tiempo estuvo agonizando de dolor, sin tener casi movilidad, desnutrido y con la mirada triste.
Ijzendoorn no podía creer lo que estaba viendo ni mucho menos imaginar la dolorosa situación en la que se encontraba el perrito y decidió ayudarlo. Cuando lo encontró el perrito tenía un grave estado de salud:
«Su pierna estaba totalmente paralizada. Tenía una gran protuberancia en la espalda debido a su columna vertebral fracturada. Paramos el coche para que pudiera arrastrarse fuera del camino, pero parecía un costal allí tirado”.
La joven intentó indagar un poco con la esperanza de encontrar alguna respuesta que la ayudara a comprender la situación del perrito, pero solo descubrió que vivía completamente solo en un granero abandonado muy cerca de la carretera donde lo había visto tirado.
Pese a la terrible situación en la que se encontraba, Fos siempre fue muy receptivo, cada vez que lo visitaban su ojitos tenían un brillo especial, le demostraba su cariño con dulces besos y a su manera le agradecía todo lo que estaban haciendo por él.
El perrito había conquistado por completo el corazón de Kiara, así que oficialmente decidió adoptarlo.
Cuando un veterinario atendió a Fos determinó que debido a la gravedad de sus lesiones el tierno perrito había sido maltratado en el pasado.
Para poder recuperar su salud tuvo que estar en tratamiento por unos días hasta que finalmente pudo ser llevado a su nuevo hogar en Holanda, donde vive Kiara y su familia.
El perrito no podía estar más feliz. Al fin pudo tener una familia que lo cuidaría y llenaría de amor sin importarle el pasado que pudo tener.