Cada día, en el mismo rincón, un perro sin hogar espera con esperanza el rescate que cambiará su destino

Un perro desamparado se sienta todos los días en el mismo lugar esperando que alguien se compadeciera de su sufrimiento.

perro

Inmediatamente notaron que el joven perro tenía una cicatriz en la nariz. Según Howl Of A Dog, la quemadura en su hocico fue consecuencia de una superstición cruel entre la gente de este pueblo.

Al parecer creen que si haces esto a la nariz de un perro, colocando sobre ella un hierro al rojo vivo, evitarás que sufra de moquillo.

¡Qué indignante creencia! A pesar de lo terrible de esta situación, Remy parecía haber sobrevivido con éxito a este abuso, y a otros tantos que parecen ser bastante comunes en la localidad.

La mayoría de los perros en las zonas rurales de Rumania se consideran perros guardianes o «herramientas» de protección.

Aunque los cuidados que le dieron favorecieron a su salud y bienestar, no eran suficientes para garantizar que estuviera perfectamente bien. Los voluntarios que trabajan en el refugio se propusieron a encontrar a un hogar para el perrito. 

A pesar de la disposición amistosa de Remy, el rescate no pudo encontrar a nadie en la aldea para adoptarlo.

Todos los días que Howl Of A Dog estuvo en el pueblo, Remy corría hacia ellos felizmente, saludándolos.

Es como si los estuviera esperando. Es como si por primera vez en toda su vida, alguien lo estuviera tomando en cuenta para darle la oportunidad de tener el amor y la protección de una familia que lo ame sin condiciones.

Fue difícil para los rescatistas entender cómo alguien le había negado una segunda oportunidad a un perro tan especial y amoroso.

En lugar de dejar al dulce perro en las calles, decidieron llevárselo con ellos. Remy fue felizmente ubicado en un hogar temporal, hasta que llegue el momento en el cual pueda disfrutar de una familia que decida conservarlo para siempre.

Un poco de amor y las atenciones necesarias, fueron los ingredientes perfectos para que este pequeño, que nunca dejó de confiar, recibiera un boleto hacia la felicidad, esa que tanto merecía y no había tenido.