Una perrita fue abandonada por su propia familia en un estacionamiento vacío, con nada más que su camita.
La escena era absolutamente desoladora, especialmente por la carita de infinita tristeza que mostraba la peludita, reflejando lo mucho que echaba de menos a sus seres amados.
La pobrecita estaba absolutamente destrozada, sin entender siquiera qué hizo mal para que la hubieran dejado de querer.
Aun así, hacía grandes esfuerzos para que con suerte, alguien la notara, y la sacaran de ese solitario e inhóspito lugar, soportando elevadas temperaturas, que la tenían desfallecida.
Cuando llegaron, se encontraron con los ojitos más dulces y tristes que hubieran visto jamás. Ella los miró rogando compasión, y aceptó feliz las golosinas que los policías le ofrecieron con sus manos. Ellos decidieron llamarla Bluebelle.
“Bluebelle bebió mucha agua al llegar y durmió mucho en la comodidad de su cama con aire acondicionado los primeros dos días”, agregó. «Ahora está en AAC con un espíritu muy feliz considerando que no se ve ni se siente muy bien».
Por fortuna, de inmediato recibió en el refugio toda la atención médica que necesitaba, además de una gran dosis de amor y caricias, que tanta falta le hacía.
Por si fuera poco, le faltaba mucho pelaje, y tenía su piel roja y en carne viva. Después se supo que era debido a la sarna demodex, con que fue diagnosticada, además de una infestación de ácaros de la piel, y conjuntivitis en ambos ojos.
El personal del refugio sabía que Bluebelle estaría más cómoda en un hogar y, gracias a la personalidad cautivadora de la perrita mayor, encontró rápidamente una familia temporal dispuesta a acogerla.
Bluebelle pronto sorprendió a su madre de acogida con una personalidad burbujeante, rápidamente surgió un hermoso ser de luz. Ella no podía entender cómo sus antiguos dueños fueron capaces de abandonar a un animalito así, tan cariñosa, agradecida y fiel.