“No existen perros malos, sino dueños irresponsables”. Esto es algo que debemos tener claro antes de juzgar el comportamiento de algún peludito, sobre todo de los pitbulls, quienes por años han sido injustamente calificados como agresivos, peligrosos, e incluso satanizados.
Sin embargo, la realidad para aquellos que han sido abandonados y previamente rescatados por distintas organizaciones, es que sufren la apatía de una población creyente a estereotipos negativos, negándose la oportunidad de compartir con ellos y juzgándolos sin antes conocerlos.
Duca pasó los primeros años de su vida siendo el compañero perfecto de alguien, tenía una familia antes de ser abandonado en medio de la calle y sin ningún argumento por sus antiguos dueños. Estaba desorientado y al borde del colapso al no recibir ningún tipo de alimento. No fue sino hasta que una voluntaria del refugio local de Taranto lo vio y decidió trasladarlo a la clínica veterinaria.
Duca sufría de leishmania, lo que provocó que perdiera peso rápidamente. Afortunadamente, fue tratado a tiempo y hoy goza de buena salud. Sin embargo, su dicha no es completa, aún sigue esperando una familia indicada mientras pasa sus días encerrado en su perrera.
Si bien disfruta compartir con las personas y espera recuperar su libertad del todo, no se lleva muy bien con sus compañeros peludos, por lo que necesitan de una familia infinitamente amorosa y paciente que la acompañe en su proceso de integración con otros canes.
Duca, al igual que muchos otros pitbulls, es discriminado por su raza cuando en realidad lo único que quiere es amar y ser amado. Ojalá encuentre su persona favorita y dejemos de lado esos estereotipos que tanto afectan a estos peluditos.