Una rescatadora de un centro de rehabilitación local de rapaces tuvo una interrupción inesperada durante su rutina de belleza cuando recibió una llamada sobre un águila herida. El ave había sido golpeada por un coche y no podía volar, y la rescatadora sabía que el tiempo era esencial para conseguirle la atención que necesitaba.
Terminando rápidamente su cabello, la rescatadora se apresuró hacia la escena para encontrar al águila tendida a un lado de la carretera. A pesar de estar herida y en dolor, el ave permaneció alerta y consciente, observando cómo se acercaba la rescatadora. Utilizando equipo especializado, la rescatadora capturó cuidadosamente al águila y lo transportó al centro de rehabilitación.
En el centro de rehabilitación, el águila fue examinada por un veterinario y se descubrió que tenía varios huesos rotos en sus alas. Aunque las lesiones eran graves, el personal del centro estaba seguro de que con el cuidado y la rehabilitación adecuados, el águila eventualmente podría volar nuevamente.
Durante las próximas semanas, el águila recibió atención las 24 horas del día, incluyendo medicación, terapia física y ejercicio. Poco a poco, el ave comenzó a recuperar su fuerza y movilidad, y eventualmente pudo realizar vuelos cortos en los recintos al aire libre del centro de rehabilitación.
Finalmente, llegó el día en que el águila fue considerada lista para ser liberada de nuevo en la naturaleza. El personal del centro de rehabilitación lo llevó a un campo abierto cercano, donde abrieron su jaula y observaron cómo volaba, elevándose alto en el cielo.
Gracias a las acciones rápidas de la rescatadora y al cuidado dedicado del personal del centro de rehabilitación, el águila herida pudo recuperarse por completo y regresar a su hábitat natural. Es un recordatorio conmovedor de la importancia de la rehabilitación de la vida silvestre y del impacto que incluso una sola persona puede tener al marcar la diferencia