Un hermano fiel permanece junto a un perro herido hasta que llega el equipo de rescate.

Cuando unos desconocidos cariñosos vieron a dos perros tirados indefensos en la calle, se detuvieron para ver si podían ayudarlos. Pronto se hizo evidente que uno de los perros, posteriormente llamado Nezhka, estaba gravemente herido y no podía moverse. Su devoto hermano, Romaka, se negaba a separarse de ella. Permaneció pegado a ella, manteniéndola caliente y ofreciéndole consuelo, como si la animara a aguantar.

En el hospital, los exámenes revelaron la gravedad de su condición. Una radiografía mostró fracturas en ambas patas traseras, y su estado general de salud era precario: estaba aletargada, débil y con una tos fuerte y un resfriado. Necesitaba recuperar fuerzas antes de la cirugía. Durante todo este tiempo, Romaka nunca dejó de cuidarla. Para consolarlos, ambos hermanos fueron colocados en la misma jaula en un hogar de acogida, lo que les permitió descansar y sanar emocionalmente juntos.

Su familia de acogida les brindó amor y consuelo, ayudándoles a sentirse seguros tras su terrible experiencia. Cuando llegó el momento de la cirugía de Nezhka, Romaka se angustió al ser trasladada, ladrando ansiosamente hasta su regreso. Afortunadamente, el procedimiento transcurrió sin contratiempos y Nezhka comenzó su recuperación. Su resiliencia y su carácter amable conquistaron rápidamente el corazón del personal veterinario, que admiraba su valentía.

A medida que Nezhka avanzaba en su recuperación, ambos perros emprendieron el camino hacia un hogar definitivo. No tardaron en encontrar a las familias adecuadas, y pronto los hermanos, antes abandonados, fueron acogidos en una vida llena de cariño y amor. Lo que comenzó como una escena desgarradora de sufrimiento en la calle se convirtió en una historia de resiliencia, compasión y esperanza. Gracias a la generosidad de desconocidos, rescatistas y una familia de acogida dedicada, Nezhka y Romaka ahora tienen el futuro brillante que siempre merecieron.