Elvis pasó la totalidad de sus 19 años en la Tierra atado a una cadena. Dentro de su pequeña burbuja de existencia había un cubo de agua sucia, un pequeño comedero y una claustrofóbica caseta de madera para perros, en la que a menudo se refugiaba. El pobre cachorro estaba en un estado lamentable.
Su cuerpo estaba cubierto de moscas y picaduras sangrantes. Las moscas lo devoraban vivo. Estaba tan enfermo que se le veían todas las costillas y amenazaban con atravesarle la piel.
Tras 19 largos años de solo poder caminar hasta el final de la cadena, dudaba en aventurarse fuera de la pequeña burbuja en la que había vivido toda su vida. A pesar de tener dificultades para ponerse de pie y de no tener casi energía, intentó arrastrarse de vuelta a su pequeña caseta.
Pero sus heroicos rescatadores lo sacaron de sus horribles condiciones de vida y llevaron a Elvis a un refugio donde fue examinado por un veterinario y agasajado con una abundante comida.
Aunque no fue por mucho tiempo, Elvis vivió sus últimos meses experimentando la libertad, la amistad y sabiendo lo que se siente ser verdaderamente amado.