Un perro rescatado se transforma tras ser encontrado demacrado y desesperado

En un tranquilo paseo matutino por una carretera poco transitada, David se topó con una escena desgarradora que cambiaría su vida para siempre. Yaciendo entre la hierba alta y descuidada estaba Sandy, una perra cuya apariencia denotaba un grave abandono.

A su llegada, el equipo veterinario realizó un examen exhaustivo y diagnosticó a Sandy con deshidratación, desnutrición severa y múltiples heridas sin tratar. Se sospechaba que había sido explotada para la reproducción y luego abandonada sin piedad cuando ya no era útil. A pesar del sombrío diagnóstico, David y su compañera Valentina estaban decididos a luchar por la supervivencia de Sandy.

Durante una de las visitas de seguimiento, el veterinario le diagnosticó a Sandy leishmaniasis, una enfermedad grave que afectaba su salud y vitalidad. El tratamiento era caro y no ofrecía garantías, lo que llevó al veterinario a sugerir la eutanasia como una opción humanitaria. Sin embargo, David y Valentina, tras presenciar la inquebrantable fortaleza de Sandy, descartaron la idea al instante y optaron por invertir en el tratamiento necesario para darle la oportunidad de una vida mejor.

A medida que las semanas se convertían en meses, Sandy empezó a mostrar signos de mejoría. Valentina creía que la transformación no era solo física, sino también emocional; estaba convencida de que Sandy nunca antes se había sentido querida. La pareja se propuso colmarla de cariño, abrazándola a menudo y brindándole la comodidad de un hogar amoroso.