Panda, una pequeña mestiza africana de dos meses, fue entregada a unos niños de la zona por un desconocido para que jugara con ella, sin comprender sus necesidades. Preocupada por el bienestar de una cachorrita tan joven separada de su madre, la madre de uno de los niños sabía que no podía cuidarla adecuadamente. A pesar de sus mejores esfuerzos por cuidar de Panda, sabía que necesitaba ayuda más especializada. Contactó con Sidewalk Specials, los expertos que rápidamente intervinieron para brindarle la atención esencial que le faltaba.

Primero, los rescatistas le dieron a Panda un biberón para saciar su hambre y luego programaron rápidamente una visita al veterinario para una evaluación de salud. El veterinario confirmó que Panda sufría de desnutrición severa y le diagnosticaron bilis, una enfermedad causada por parásitos, lo que requería una estrecha supervisión médica para recuperar su fuerza y salud.

La situación de Panda subraya la importancia de que los cachorros permanezcan con sus madres hasta al menos las ocho semanas de edad. La presencia de su madre no solo les ayuda a aprender habilidades sociales y comportamientos vitales, sino que también les proporciona los nutrientes esenciales presentes en la leche materna.

Estos nutrientes son cruciales para desarrollar un sistema inmunitario fuerte. Además, permanecer con su madre ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, brindándoles a los cachorros una sensación de seguridad esencial para desarrollar un temperamento estable.