En una ciudad bulliciosa cerca de una obra en construcción, una perra y sus cachorros yacían indefensos bajo el esqueleto de un edificio. La perra estaba increíblemente débil, se le notaban las costillas, y sus cachorros estaban preocupados y hambrientos.

Al darse cuenta finalmente de su difícil situación, los obreros de la construcción se quejaron de la familia de perros en lugar de ayudarlos. Pero un obrero tuvo un corazón. Llamó a un refugio local y les contó sobre los cachorros. Los rescatistas acudieron rápidamente, con la esperanza de llegar a los perros antes de que fuera demasiado tarde. Una vez en el lugar, la perra levantó la cabeza con cautela para asegurarse de que nadie lastimara a sus crías. Seguía preocupada por ellos a pesar de su delicado estado de salud.

Los rescatistas subieron a los perros a su vehículo para llevarlos a la veterinaria. Antes del viaje, les dieron de comer, y la mamá se sintió aliviada de recibir el alimento que su cuerpo ansiaba. Los cachorros la observaron atentamente y, una vez que se sintieron seguros, también comieron, devorando cada gota de alimento que les pusieron delante.

El veterinario y su equipo examinaron minuciosamente a los perros y, a pesar de estar bajos de peso, recibieron un certificado de buena salud. Era hora de ir al refugio, donde el personal cuidaría de la familia canina hasta que todos encontraran un hogar definitivo.
Un gran agradecimiento al trabajador de la construcción por llamar al grupo de rescate y a los rescatistas por darle a esta hermosa familia canina una segunda oportunidad de vida.