El perro, sabiendo que su hora llegaba, abrazó con desesperación, rogando con su cuerpo lo que su voz no podía decir.

La vida en la calle puede ser dura, especialmente para un perro con solo esperanza en su corazón. Ese fue el caso de Tanner, un perro callejero que vagaba por Houston, Texas, en busca de comida y cariño. Como tantos otros, esperaba que alguien se fijara en él y le diera la oportunidad que tanto anhelaba. Un día, su esperanza se hizo realidad.

A pesar de su carácter cariñoso, Tanner fue ignorado por posibles adoptantes. Pasaron las semanas, y el refugio, desbordado por el hacinamiento, tuvo que tomar decisiones desgarradoras. El nombre de Tanner terminó en la lista de eutanasia.

Luego llegó Madeline Garvis Smith, una defensora local de perros que visita refugios con frecuencia y comparte historias de perros necesitados en su página de Instagram. Cuando conoció a Tanner, él la abrazó con ternura. Quedó atónita por su calidez y su necesidad de amor. “Era puro amor; casi se moría de hambre”, recordó. “Devolverlo a su perrera fue lo más difícil”.

Al llegar a su hogar de acogida, Tanner era tímido, inseguro de qué esperar. Pero con paciencia y cariño, se acostumbró. Empezó a pedir caricias, a acurrucarse y a disfrutar de todo el amor que había extrañado durante tanto tiempo.

Tanner pronto viajará a la Red de Rescate Animal de Nueva Inglaterra, donde continuará su camino hacia un hogar definitivo. Es solo cuestión de tiempo para que alguien reconozca el regalo que Tanner representa: un perro que abraza no por miedo, sino por gratitud.

Fuente: Instagram / @madtotherescue

Su historia es un poderoso recordatorio de que, a veces, las almas más olvidadas son las que más amor dan. Y quien adopte a Tanner sentirá ese amor en forma de abrazo, todos los días.