
Tan pronto como los rescatistas se enteraron de que una perra había dado a luz a siete cachorros cerca de una fábrica, corrieron a salvarlos.
Al llegar, vieron a la valiente perrita acurrucada en el suelo. Sus preciosos cachorros se acurrucaban junto a ella, buscando su consuelo y amor.

Notaron que la perra estaba herida. Esperaban capturarla y llevarla al veterinario lo antes posible.
Los buenos humanos se ganaron rápidamente la confianza de los cachorros de Cura, quienes ansiaban comida. Los cachorros eran amigables y corrieron a los brazos de los rescatadores.

Después de dos horas y media, finalmente llegó hasta Cura y la puso a salvo.
El equipo todavía estaba preocupado por la familia canina y esperaba haberlos rescatado a tiempo.

La gente buena se sintió desconsolada por ella. Admiraron su fortaleza para cuidar de sus bebés hasta su último aliento.
Los rescatistas le hicieron la promesa de que cuidarían de sus hijas e hijos.

Con el paso de los días, los cachorros empezaron a sentirse seguros. Tenían buen apetito y empezaron a desarrollarse bien. Demostraron ser verdaderos luchadores.
Sus cuidadores respiraron aliviados cuando los cachorros se recuperaron por completo. Las buenas personas continuaron mimándolos con cariño y dándoles muchísimos abrazos.

Los peludos eran cariñosos y estaban llenos de vida. No paraban de saltar de alegría y menear sus colitas.
Los rescatadores los querían profundamente. Estaban decididos a cuidarlos hasta que encontraran un hogar definitivo.