Después de sufrir una vida llena de decadencias y soledad, un perro mayor ha encontrado por fin el hogar que tanto había anhelado de pequeño y todo gracias a una mujer con un corazón de oro.
Cuando el sabueso fue encontrado estaba en un estado que les rompía el corazón a todos. Sus ojitos tristes y desesperanzados eran el portal a un pasado doloroso, que además quedaba evidenciado en su pobre piel toda cuarteada y enrojecida.

Como era un peludo bastante temeroso, los recatistas optaron por enviar a Bear a un hogar temporal, pero resultó que la experiencia no fue del todo positiva para él.

En ese momento apareció en la vida del perrito una veterana en este tipo de casos. La mujer había colaborado con anterioridad en el refugio de Houston y eran ellos quienes llevaban el caso del peludo.
El día en que la samaritana acogió al perrito, ella decidió que era momento de que él dejara todo atrás y eso también implicaba su nombre. Por ese motivo, el can fue rebautizado de Bear a Norman, aunque él ni siquiera se haya enterado.
