Parecía que Alberto no había esperanza para . Encontrar a este pobre perro en una caja de cartón, abandonado, enfermo y lleno de gusanos, conmovió profundamente a quien lo salvó. Es inaceptable que alguien hiciera algo así. Sin embargo, eso fue lo que le pasó al perro. Pero su vida aún no había terminado.

Alberto, así le quiso poner la mujer que lo encontró, estaba al final de su vida. Yacía en una caja de cartón, sin fuerzas y cubierto de gusanos. Alguien lo había abandonado en un campo desierto. Parecía que no había esperanza para él. E incluso el pobre perro había perdido la fe en la gente.
¿Cómo se atreve Alberto a ser abandonado así? Esta pregunta nunca tendrá respuesta, pero lo que importa es que recibió una segunda oportunidad.

La mujer que lo rescató lo llevó de inmediato a una clínica veterinaria, donde recibió la atención urgente que necesitaba. El médico eliminó todas las lombrices y luego comenzó a hidratarlo y alimentarlo.
Tenía un ojo casi inutilizable, pero por suerte el veterinario logró salvarlo, evitando que lo perdiera por completo. Nadie habría creído que Alberto reaccionaría así. Pero el pobre perro podía seguir creyendo en la gente.

La mujer que lo salvó de esa situación desgarradora no lo dejó solo ni un instante. Alberto contaba con la confianza y el cariño de alguien. Había estado en esa situación demasiado tiempo, pero había llegado el momento de volver a sonreír.
Ver imágenes de cómo era antes y cómo ha cambiado es alentador. Nos da esperanza que, gracias a personas como la mujer que encontró a Alberto, aún podemos creer en la bondad del ser humano.
