La foto adjunta mostraba a un cachorro tumbado sobre una pila de madera, acompañado de un mensaje simple pero desgarrador: “Perro atropellado, necesita ayuda”.

Afortunadamente, a pesar del accidente, su estado no fue tan grave como se temía. Propeller tenía astillas incrustadas en la pata, pero no sufrió daños permanentes en sus órganos ni articulaciones. Tras una cirugía de emergencia para extraerle las astillas, la pequeña comenzó su camino hacia la recuperación, demostrando una fuerza y resiliencia extraordinarias.

En pocas semanas, Propeller empezó a mostrar su verdadera personalidad: una perrita dulce, cariñosa y llena de energía. Ahora, pasa sus días jugando con los demás perros del refugio y disfrutando de la atención cariñosa del personal, que se ha enamorado de su carácter apacible y tranquilo.

Aunque está feliz en el refugio, Propeller está lista para encontrar un hogar definitivo . El personal espera que sea adoptada por una familia que le ofrezca camas suaves, lugares soleados para la siesta y, sobre todo, mucho amor.
Propeller es la prueba viviente de que incluso un perro abandonado y herido puede volver a vivir y amar gracias al cuidado y la dedicación de quienes creen en el valor de cada vida.