La cachorrita cayó entre las rocas y, rota por dentro y por fuera, quedó inmóvil, esperando en silencio que el dolor se apagara.

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Son muchos los peligros a los que quedan expuestos los perritos de la calle, especialmente si se trata de cachorros que no cuentan con la ayuda de su madre para protegerlos.

Connie fue encontrada cerca de un drenaje. Se trataba de una zona con muchísimas rocas así que muchos pensaron que pudo tratarse de una estrepitosa caída.

Por suerte la ayuda llegó justo a tiempo y se encargaron de darle una nueva oportunidad. En cuanto la tomaron en sus brazos, la pobre perrita comenzó a proferir alaridos de dolor. Era claro que la situación era muy grave.

La llevaron rápidamente al veterinario, pero a pesar de que ya había recibido anestesia, la pequeña no paraba de llorar. Se trataba de un herida que no le permitía moverse y le producía demasiado dolor.

Durante los primeros días, Connie necesitó de constantes vendajes en su cuello para poder mantener la herida limpia.

Meses después no paraba de dar besos a todos sus rescatistas y hasta fue capaz de caminar con completa normalidad. En cuanto la llevaron al santuario se hizo amiga de todos los otros perritos y ahora sólo es cuestión de conseguir un hogar definitivo para ella.