La tripulación de un barco que entraba en un puerto notó a un perro callejero en una posición precaria al llegar al puerto. El perro estaba atrapado en una cerca de alambre de púas que separaba los peligrosos contenedores metálicos del agua. De inmediato se dispusieron a ayudar al pobre animal.

Un tripulante nadó hasta el perro con un contenedor cilíndrico que flotaba con un palé a modo de balsa improvisada, con una cuerda atada. Al llegar junto al perro, notó que estaba herido por haberse aferrado a la valla. Marcelo Gonzales Otoya Tejeda, marino mercante y amante de los perros, filmó a su compañero mientras se disponía a rescatarlo.
Una vez que el hombre liberó al perro, pudo colocarlo en la plataforma y empezar a nadar de vuelta al bote. En un momento dado, el perro saltó y empezó a remar, pero afortunadamente siguió nadando en dirección al bote.

Cuando el perro y el hombre llegaron al costado del bote, se enfrentaron a otro desafío: cómo subir al perro por la escalera de cuerda. El tripulante intentó subir con el perro varias veces, pero fracasó en cada intento. Hubo momentos de tensión, ya que el perro no entendía bien qué estaba pasando. Finalmente, cuando el hombre lo intentó de nuevo, el perro pareció querer cooperar. Pero trabajando juntos, el equipo encontró una solución.

Otro marinero bajó con una cuerda para subir al perro a bordo. Una vez a bordo sano y salvo, la tripulación se aseguró de alimentar al perro hambriento de inmediato. La tripulación cuidará del perro hasta que regresen a tierra y estamos seguros de que, dado el cuidado que mostraron al rescatarlo, encontrará un lugar seguro.