Bajo la Lluvia y en Silencio, un Perrito Imploraba Amor para Aliviar su Dolor

Quisiéramos que el destino de todo perrito callejero fuera absolutamente diferente. No podemos volvernos ciegos a una dura realidad que campea a nuestros ojos, y ante la cual, son muy pocos los que intervienen para ofrecerles la oportunidad que merecen.

perrito

Y aunque les advirtieron que lo que encontrarían sería impactante, nada los pudo preparar para una escena así.

Ese día fue uno de los más lluviosos, y el pobre perrito permanecía casi inmóvil, cubierto con un paraguas que alguno de los aldeanos le había dejado para protegerlo, y que al menos no se mojara.

Aunque hubiera sido mejor que todos quienes lo vieron en ese deprimente estado hubieran hecho algo por el animalito, el rescatista vio con buenos ojos que al menos algunas buenas personas, dentro de sus pocas posibilidades, tuvieran ese gesto de amor con la criaturita.

Las dos patitas del perro estaban cortadas, una de ellas estaba totalmente podrida e hinchada, e infestada de gusanos.

Cuando quiso acariciarlo para mostrarle que podía confiar en él, se dio cuenta de que sería mucho más difícil de lo que parecía.

¿Por qué podemos llegar a ser tan crueles con estos inocentes angelitos?

El voluntario tuvo que valerse de un bozal para evitar que lo mordiera. Y aunque trató de demostrarle que él era muy diferente a todos los demás, el perrito todavía seguía muy huraño, temiendo que le volvieran a hacer daño.

Con mucho esfuerzo, logró acurrucarlo en sus brazos y lo recostó con amor y cuidado en la parte trasera de la camioneta.

Pero aun así, el peludito se resistía a confiar. Se mantenía reacio, y en posición de ataque, no solo por el  gran dolor físico que sentía, sino porque seguramente la sola presencia del humano le recordaba su tormentoso pasado.

Finalmente, fue llevado a los veterinarios de la organización, quienes para salvarle la vida, tristemente tuvieron que amputarle las piernas.

Lo llamaron Shanxin

Días después de la delicada cirugía, Shanxin comenzó a prosperar.

Lo mantuvieron en su jaula, y con infinita paciencia, sus salvadores pasaron horas y días, tratando de acercarse lentamente para intentar recuperar su confianza.

Les conmovió que Shanxin jamás se rindió. Luchó tan duro para salvar su vida que valía la pena todo esfuerzo para lograr conquistar su corazón.

Pronto, le consiguieron una sillita de ruedas, que fue como la gran ancla que necesitaba para iniciar una vida llena de amor y superación, junto a los otros perritos rescatados en el refugio.

Finalmente, Shanxin les regaló la mejor de las sonrisas.

Y no tardó en demostrarles que al fin confiaba en sus salvadores. Ahora vive a plenitud, no le importa tener solo dos patitas, porque es todo lo feliz que se puede ser en su condición, lo aman por como es. Y sus rescatistas no pueden estar más orgullosos de que su esfuerzo dio resultados.