María, que vivía en Brasil, murió a principios de este mes tras una larga lucha contra el cáncer. Durante su difícil batalla y el empeoramiento de su salud, Belinha nunca se apartó de su lado, y la presencia consoladora del perro le levantó el ánimo a María.
El hijo de María, Dionsio Neto, declaró en línea: “Mi madre dijo que ella era su enfermera”. “Belinha era la amiga más devota”.
Dada la importancia que tuvo Belinha en la vida de María, era natural que estuviera presente en su funeral. Belinha se sentó sombríamente junto a otros miembros de la familia, como si comprendiera la gravedad de la triste reunión.
Sin embargo, lo que ocurrió a continuación fue lo que más impactó al hijo de María.
Belinha sorprendió a todos al permanecer al lado de María durante el resto del servicio, exactamente como siempre lo había hecho cuando María estaba viva. Neto quiso fotografiar esos momentos sensibles y escribió:
“Los animales son amor incondicional”.
Belinha siguió llorando después de la boda, y se lamentaba con frecuencia por la ausencia de María. Por eso, con la esperanza de ofrecerle algo de consuelo a la perrita, Neto y algunos miembros de la familia aceptaron mostrarle a Belinha dónde vive ahora su mejor amiga, una visita que pareció relajarla.
Belinha se soltó de la correa en el cementerio y corrió directamente a la tumba de Maria, a pesar de que no había estado allí cuando fue enterrada. Neto se conmovió una vez más al ver que el vínculo entre su madre y su perro seguía intacto, y le dijo al periódico Estadão:
“Incluso en la muerte, mi madre me enseña que el amor no se limita a las personas. Mi madre y Belinha demuestran que el amor a los animales es más poderoso de lo que muchas personas creen”.
Con el tiempo, el corazón de Belinha comenzará a sanar, sabiendo que María nunca está lejos. Belinha ahora tiene un hogar para toda la vida con Neto, por lo que no tendrá que atravesar el proceso de duelo sola.