Algunas personas creen que tratándose de perros, basta con tenerlos en casa para ofrecerles la vida que se merecen.
A veces, se tiende a pensar que un perro guardián es solo una criatura que está allí, a la intemperie, recibiendo lo mínimo en cuanto a agua y a alimento, atado sin misericordia, ignorado por todos, porque posiblemente el afecto de un humano lo hará amigable y disminuirá su fiereza.
Así que podemos ver que no se necesita estar confinado, mucho menos recibir malos tratos de los humanos, para que un animalito decida, con lealtad, coraje y valor, cuidar de los suyos.
La historia que te presentamos hoy nos muestra la cruda realidad de Libre, un perro que, como muchos otros, vivía en las condiciones más deplorables posibles, atado a una cadena que ni siquiera le permitía apoyar su cabeza en el suelo.
Los vecinos preocupados se acercaron a la policía y los rescates de animales, y un día de suerte aparecieron sus rescatadores. Las personas de la comunidad veían la delgadez del perro, su miseria y que estaba encadenado las 24 horas del día, cada día de la semana.
Alimentaron al perro cuanto antes y le quitaron la pesada cadena de alrededor del cuello. Tenía marcas y lesiones por el constante e irritante frotamiento del metal.
¡Ahora libre de su cadena, Libre está recibiendo la atención adecuada que necesita para recuperarse e ir al futuro tan feliz y saludable como un perro normal! Nunca más tendrá que volver a conocer ese dolor y esa negligencia, y es algo hermoso.
Comparte esta historia que, para suerte del animalito agraviado, tuvo un final feliz colmado de esperanzas.