No podemos negar que la vida para muchos perritos callejeritos es difícil, ellos están expuestos no solo a los peligros que la vida ofrece, sino deben tolerar la apatía de muchas personas que pasan indiferentes ante su situación.
Los perritos habían sido recogidos por separados, cada uno había estado enfrentado su trágica situación solos en el mundo, pero en el refugio lograron conectar y unirse para intentar solapar el dolor que los embargaba.
Jeremiah, el pequeño perrito negrito, pareció encontrar consuelo en Neal, el perro más grande. Cuando Neal se tumbó en el suelo, Jeremiah simplemente lo siguió y se acostó sobre su pecho como intentando encontrar consuelo en un hermano mayor.
Sin embargo, su destino cambió cuando Haven, un alma bondadosa, vio en ellos a dos perritos domésticos que merecían una nueva oportunidad.
Haven contactó a Stracey Silverstein, la fundadora de Rescue Dog Rock en Nueva York, quien al escuchar el caso no negó a la petición y actuó rápidamente para salvarlos.
Los tres perritos tenían sarna sarcótica, por lo que fue necesario un largo proceso de recuperación, Jeremiah padecía de una úlcera en el ojo que ameritaba tratamiento de emergencia o podía provocarle ceguera. Neal y Jeremiah siguen tan conectados como el primer día, juntos han decidido luchar por sus vidas.
El pequeño Jeremiah parece estar muy feliz de poder enfrentar esta larga batalla junto a un amigo que encontró en el camino, y que la vida los hizo hermanos para poder superar la batalla y poder disfrutar de una segunda oportunidad.
Ojalá puedan permanecer juntos el resto de sus vidas y llenar de amor la vida de una familia, que los acepte, los respete, pero sobre todo, les ayude a olvidar las heridas emocionales que el pasado les dejó. Por ahora, siguen mejorando satisfactoriamente.
Ningún perrito merece pasar por tanta miseria y dolor. Es necesario crear campañas de concientización y promover la adopción de aquellos peludos que por su pasado, les cuesta encontrar un hogar amoroso.