Los accidentes más comunes de los perros, sobre todo de los que todavía son unos bebés, además de las caídas, suelen ser los arrollamientos en vías y carreteras. Los perros y los gatos atropellados en las calles de las grandes ciudades son una tragedia presente en todas partes.

Baby se encontraba agonizando. De su hocico caían hilos de sangre después de haber sido atropellado por un automóvil que se dio a la fuga. La lluvia de la noche anterior había empapado todo su pelaje y a su alrededor, yacían tres mendrugos de pan desperdigados que ni siquiera olía. Ya no le quedaban fuerzas para moverse.

Afortunadamente, ese esfuerzo por vivir, aunado al buen corazón de un grupo de personas dispuestas a ayudar al infortunado animalito se combinaron y, finalmente, fue rescatado y de inmediato llevado a urgencias para analizar su estado de salud.

Pasó un tiempo prudencial antes de que el cachorro se sintiera lo suficientemente cómodo como para comer y beber solo.
Pero, el deseo de vivir de este pequeño guerrero no conoce límites y, poco a poco, el animalito fue reaccionando hasta que salió de su inercia y comenzó a caminar.

Es tímido, según lo que describen sus rescatistas. Es probable que nunca hubiese experimentado la cercanía con los humanos. Se comportaba confundido y errático.
Todo lo que le rodeaba tras su segundo despertar a la vida parecía novedoso, cegador, no sabía muy bien qué hacer.

Es un error pensar que un animal se va a asustar o a retroceder ante un vehículo, no es un humano para reaccionar como tal.